jueves, 17 de septiembre de 2015

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Burnout estudiantil: un enfoque unidimensional
Psicología Educativa


  • Arturo Barraza Macías
    Universidad Pedagógica de Durango
    Durango, México

RESUMEN

  • En el presente ensayo, desde un enfoque conceptual unidimensional, se hace una revisión de los pasos que se han dado para constituir en objeto de investigación al burnout estudiantil. En primer lugar, se realiza el posicionamiento teórico que lleva al autor a adscribirse al enfoque conceptual unidimensional; en segundo lugar, se presentan las investigaciones que previamente abordan el estudio del Síndrome de Burnout en estudiantes; en tercer lugar, se describe la Escala Unidimensional del Burnout Estudiantil y sus propiedades psicométricas; en cuarto lugar, se presentan los resultados obtenidos en los dos primeros estudios realizados mediante la escala construida; y, por último, a manera de cierre, se sugieren los temas de investigación para futuros trabajos.

Las instituciones de educación media superior y superior suelen ser lugares altamente estresantes; en dichas instituciones los alumnos no solamente construyen aprendizajes, sino que, como parte de esos aprendizajes, se enfrentan de manera cotidiana a una serie de demandas (ej. la evaluación del maestro, la sobrecarga de trabajo, las exposiciones en el aula, la elaboración de ensayos, etc.) que, bajo su propia valoración, se constituyen en estresores. Esta situación, cuando es prolongada, puede conducir al Síndrome de Burnout.
El término burnout fue acuñado originalmente por Freudenberger (1974), quién comenzó por observar una serie de manifestaciones de agotamiento, síntomas de ansiedad y depresión, en los asistentes voluntarios de una clínica para toxicómanos y describió como estas personas iban modificando progresivamente su conducta volviéndose insensibles, poco comprensivos y, en algunos casos, hasta agresivos con los pacientes.
En 1981, el aún incipiente desarrollo teórico de este síndrome se bifurca en dos enfoques conceptuales diferentes. El primero se origina en el trabajo de Maslach y Jackson y su difusión permitió definir este síndrome a través de un constructo tridimensional: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. El segundo enfoque se inicia con el trabajo de Pines, Aronson y Kufry y su desarrollo proporcionó una definición de este síndrome mediante un constructo unidimensional: agotamiento emocional. La conceptualización que se adopta en este trabajo se adscribe al segundo enfoque conceptual, lo que conduce a considerarlo un constructo unidimensional.
Esta forma de conceptualizar al Síndrome de Burnout recibió un fuerte impulso con el trabajo de Shirom (en Appels, 2006), quien realizó una revisión de todos los estudios de validación del Maslach Burnout Inventory, lo que le permitió observar que, de las tres escalas de las que se compone este inventario, es la escala de agotamiento emocional la que se correlaciona mejor con las variables relacionadas con el trabajo y con las observaciones hechas por los cónyuges y los jefes. A partir de dicho estudio, este autor, pudo concluir que el contenido central del burnout tiene que ver con una pérdida de las fuentes de energía del sujeto por lo que se puede definir como una combinación de fatiga física, cansancio emocional y cansancio cognitivo. Esta conceptualización tiene como principal bondad, que evita que este concepto se confunda con otros términos ya establecidos en la psicología.
Bajo este enfoque conceptual se puede definir al Síndrome de Burnout como un estado de agotamiento físico, emocional y cognitivo producido por el involucramiento prolongado en situaciones generadoras de estrés.
Paralela a esta bifurcación conceptual, de manera subordinada se dio otra división referente al sujeto que padece el Síndrome de Burnout. Una primera línea de discusión, identificada con el enfoque conceptual derivado del trabajo de Maslach y Jackson (1981), ubica este síndrome específicamente en trabajadores, inicialmente en aquellos que tienen contacto con otras personas, y posteriormente en cualquier otro tipo de profesión, mientras que una segunda línea de discusión, identificada con el enfoque conceptual originado en el trabajo de Pines et. al. (1981) ubica este síndrome tanto en trabajadores como en personas que no lo son.
En el presente trabajo se adopta esta segunda línea de discusión por lo que se considera que tanto los trabajadores como las personas que no lo son, en este caso los estudiantes, pueden llegar a padecer o manifestar el Síndrome de Burnout. El adoptar en ambos casos el enfoque teórico-conceptual de Pines et. al. (1981) conduce a que en el presente trabajo se considere el Síndrome de Burnout desde un enfoque unidimensional y se identifique a los estudiantes como sujetos que pueden llegar a manifestar este síndrome.

Investigaciones sobre el burnout estudiantil

El primer trabajo que abordó el Síndrome de Burnout Estudiantil fue el de Balogum (1995, en Pineiro, 2006); sin embargo, no se tiene conocimiento de que este estudio fuera continuado por otros, por lo que no sería sino hasta el año 2003 en que este síndrome fue estudiado nuevamente en estudiantes. La revisión de la literatura permitió identificar seis investigaciones que toman como sujeto de investigación a los estudiantes: Aranda, Pando, Velásquez, Acosta y Pérez (2003), Borda, Navarro, Aun, Berdejo, Racedo y Ruiz (2007), Cano y Martín (2005), Carlotto, Goncalves y Borges (2005), Extremera, Rey y Durán (2005) y Martínez y Marques (2005).
Aranda et. al. (2003) realizaron un estudio correlacional con 54 alumnos de posgrado del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Guadalajara mediante la aplicación del Maslach Burnout Inventory (MBI). Los resultados obtenidos les permitieron afirmar que existe una prevalencia de 56.9% del Síndrome de Burnout en estos estudiantes y que las diferencias estadísticas significativas se observaron sobre todo entre los datos sociodemográficos con la presencia de factores psicosociales negativos en el trabajo, así como con el área que evalúa la presencia de factores psicosociales “dependientes del sistema de trabajo” con la dimensión “agotamiento emocional” del MBI.
Borda et. al. (2007) llevaron a cabo un estudio descriptivo, con 55 alumnos del último año de medicina en el internado rotatorio I y II en el Hospital Universidad del Norte, mediante la aplicación del Maslach Burnout Inventory Health Services Survey (MBI-HSS) que los llevó a concluir que el Síndrome de Burnout es bajo en los internos. Asimismo, encontraron una tendencia a la asociación entre las relaciones con el equipo de trabajo y los grados de agotamiento emocional y de realización personal.
Cano y Martín (2005) desarrollaron un estudio descriptivo con 30 alumnos de una Facultad de Ciencias Económicas y de Administración mediante un cuestionario que respetaba la estructura tridimensional del Síndrome de Burnout y que los condujo a concluir que el 17% de la población encuestada padecía este síndrome.
Carlotto et al. (2005) llevaron a cabo un estudio correlacional con 255 estudiantes de un curso técnico de enfermería, mediante la aplicación Maslach Burnout Inventory Student Survey (MBI-SS), cuestionario que les permitió concluir que el estrés percibido, respecto a conciliar la actividad laboral con el curso, combinar estudio con actividades de ocio, realizar exámenes y trabajos, la edad, el nivel de expectativas y tener una actividad profesional pueden ser considerados predictores de los índices de agotamiento.
Extremera et al. (2005) realizaron un estudio correlacional, con 373 estudiantes universitarios de dos universidades andaluzas (Universidad de Huelva y Universidad de Málaga), mediante la aplicación del Maslach Burnout Inventory Student Survey (MBI-SS) que los llevó a concluir que existen relaciones significativas entre la inteligencia emocional de los estudiantes universitarios y las dimensiones del burnout.
Martínez y Marques (2005) realizaron un estudio correlacional, con 1988 estudiantes universitarios, mediante la aplicación del Maslach Burnout Inventory Student Survey (MBI-SS); sus resultados los llevaron a concluir que existen diferencias significativas en las dimensiones de burnout relacionadas con variables sociodemográficas. Asimismo, se pudo establecer que las dimensiones del Síndrome de Burnout se muestran como predictores del desempeño, las expectativas de éxito y la tendencia al abandono.
Como se puede observar, todas estas investigaciones parten de una conceptualización tridimensional del burnout que las identifica con el enfoque conceptual originado en el trabajo de Maslach y Jakson (1981).
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